Brillante Artículo de Ana Pedrero, periodista zamorana, «princesa de las letras» como el Maestro Alfonso Navalón la definió.
Señores políticos prohibicionistas: en mi país, que es el suyo así les joda, robar es un delito penado con cárcel. Ustedes -Mas, Durán y compañía- están en la poltrona amparados en una Constitución cuya principal premisa es la libertad del individuo, el derecho a decidir. Una Constitución que nos instruye en la igualdad, el respeto y la tolerancia. Una Constitución con la que se limpian sus partes a base de doble moral, de hábitos fascistoides y del silencio por decreto.
En este país, que es el nuestro, ustedes nos han robado y somos nosotros quienes parecemos delincuentes. Pero son ustedes los ladrones. Ustedes. Por eso ayer cientos, miles de ciudadanos, dijimos sí. Por eso ayer cientos, miles de ciudadanos, asistimos al milagro, fuimos parte del milagro. Por eso cientos, miles de ciudadanos, nos quitamos la mordaza y dijimos sí en voz alta. Sí a los toros. Sí.
A dos días de que cierre por decreto sus puertas la Monumental de Barcelona, dijimos sí. Y fue como si se nos esponjase el alma, como si nos escociese menos la herida. Salimos del armario y dijimos sí, hartos de tanto atropello, de tanta mentira, de tan poca vergüenza, de su canallesca forma de manipular las cosas. Hartos de la utilización política, de la prostitución a la que han sometido al toro, como moneda de cambio en sus batallas con ínfulas soberanistas.
Dijimos sí a la diversidad. Sí a la historia. Sí a la libertad. Sí a la cultura milenaria que nos vertebra. Sí a la memoria. Dijimos sí a los toros. Sí, sin complejos. Sí, sin insultos. Sí, sin violencia. Desde la pasión, desde la poesía, desde el corazón.
Y por la noche, señores ladrones, me pasó algo que ustedes no podrán quitarme en su vida, porque no hay parlamento donde se negocie, porque yo no les vendo mi alma por cuatro míseros votos: quise abrazar al mundo. A mi mundo. Quise abrazar a quienes comparten mis sueños y a quienes no lo hacen pero los respetan. De eso se trata, aunque ustedes no lo sepan.
Dijimos sí. Y ahora sé que ustedes no nos robarán nunca más, porque donde unas puertas se cierran, se abren, claman, miles de gargantas, miles de almas, con una sola consigna: Sí a la libertad.
Texto completo en su blog BERRENDO EN COLORAO